La belleza
En palabras de Joseph Ratzinger
Benedicto XVI
Edición y prólogo a cargo de
Álvaro A. Rodríguez Luque
0
1
Índice
Prólogo
4
La contemplación de la belleza
6
El arte y la liturgia: las imágenes
14
La belleza, camino hacia dios
32
La búsqueda de la belleza: estética y ética en confrontación
40
La belleza, camino para encontrar a Dios
44
El arte nos ayuda a crecer en larelación con Dios
48
Signo visible del Dios invisible
52
La luz del esplendor de Dios
56
2
3
Prólogo
El escritor ruso Dostoievski dejó escrita en una de sus obras la célebre frase
“la belleza salvará al mundo”. Desde los inicios del pensamiento del
hombre, la belleza ha sido sujeto de estudio e investigación. El platonismo
constató la idea de lo bello como una concepción ubicada en elmundo
inteligible que se manifiesta al hombre a través de las cosas materiales en el
mundo sensible. Los antiguos filósofos constataron que el hombre es capaz
de participar en la belleza llegando a reconocer en las cosas hermosas la
esencia de la belleza en sí. Estas ideas penetraron en los primeros siglos del
cristianismo. San Agustín de Hipona se interrogó por la belleza basándose
en la relaciónentre la fe y la razón, concluyendo que la persona, a través de
la contemplación de la belleza visible, puede llegar por medio de una
relación de semejanza entre la unidad y la armonía a la Belleza suprema, es
decir a Dios. Santo Tomás de Aquino ha definido lo bello como “lo que
agrada cuando es conocido”. Con él hemos aprendido que la belleza es un
trascendental que se basa en la unión con loverdadero y lo bueno y que
mantiene una estrecha relación con el conocimiento y el intelecto, y así se
revela al hombre. La armonía y la unidad resplandecen en el ente, y su
verdad que es la completa posesión o perfección de la forma se manifiesta
en la belleza.
La gran obra teológica de Joseph Ratzinger ha ayudado a la humanidad a
penetrar en el misterio inagotable de la belleza que se revela alhombre. El
goce estético llega a los sentidos, pero alcanza luego a la razón, y es aquí
donde tiene lugar una fusión de lo sensible y lo inteligible. La
contemplación de lo bello provoca en la persona el salir de sí misma y
dirigirse al encuentro de lo bello que se le presenta. La contemplación hace
al hombre adoptar una actitud humilde. La belleza hiere al hombre
llamándolo así a su destino último:la armonía y la perfección. Es así como
la belleza, unida íntimamente a la verdad y al bien, se convierte en una vía
real para conducirnos a Dios, porque nos sugiere Su identidad y suscita en
nosotros el deseo de disfrutar en esa contemplación, porque contiene en sí
misma la perfección del Ser.
4
La Iglesia propone tres vías para llegar al encuentro de Dios a través de la
belleza. La primera deellas es la creación. Si el mundo, portador de tanta
hermosura, tiene un principio y ha sido creado, se abre al hombre un
camino para conocer al Creador a través de sus obras. La naturaleza y la
armonía del universo manifiestan la expresión de la belleza del Creador,
así, desde la grandeza de las obras creadas, se llega a la grandeza de Dios.
La segunda vía es la belleza del arte. El artistaejerce una íntima relación
con la belleza, pues es ésta la vocación a la que ha sido llamado a plasmar
en la obra artística poniéndola al servicio del hombre. Las creaciones
artísticas poseen unas capacidades propias de poder evocar lo indecible del
misterio de Dios. El arte es capaz de despertar los sentidos internos y
transportar al hombre fuera del mundo sensible. La admiración ante las
obras dearte, conducen al hombre por medio de una vía interior a un
campo que supera la realidad sensible, revelando así el esplendor de la
verdadera belleza. La belleza de las obras de arte no son la belleza en sí
sino su expresión. Por eso la Iglesia considera el arte cristiano como un
“signo luminoso de Dios”, una Epifanía del Misterio de Dios.
Jesucristo supone la vía tercera, la más fascinante. Él es…