Función estética y cánones coexistentes en un cuento de javier sáez de ibarra

Función estética y cánones coexistentes en un cuento de Javier Sáez de Ibarra
MIRAR AL AGUA

PUES LA TAL GRACIELA SE VUELVE DE GOLPE y me suelta: –Si no te gusta, vete, y nos ahorramos los resoplidos. Para qué iba a contestar. Se veía que la tía estaba muy enfadada, así que mejor dejarlo. Conque se da la vuelta y sigue de charla con sus amigas. Es lo que más me jodió, que siguiera como sital cosa; y encima Chus me dice que qué pasa conmigo. Pero Ángel también se había burlado, sobre todo al principio, y a él no le había dicho nada.
Y esa vez por lo menos sí que tenía razón en reírme, porque había que ver aquel mamarracho de muñeco con forma de bebé de color verde, ¡y con pirulís de colores en los ojos!
La verdad que me sentó mal; le dije a Ramiro que se viniera conmigo a tomaralgo, pero él se lo trataba de hacer con una de las chicas y no quiso. Así que como recular ya no podía porque fui tan tonto de decirlo en voz alta, a los veinte minutos me tienes en la barra con un copazo.
Tomando algo es un decir. No me apetecía beber solo, además era temprano. Esa Graciela se había pasado conmigo; que me hacía gracia era verdad, pero yo tenía derecho a expresar mi opiniónlo mismo que cualquiera. Y sólo habíamos visto unos cuadros espantosos, cosas raras tiradas por el suelo, maquinitas absurdas y vídeos sin sentido. Que yo no digo que entienda como ella, pero sé reconocer el arte si lo veo; y casi todo lo que exponían allí lo hace hasta un mono si lo dejan. Me eché mi risa, imaginándomelo con sus pinceles, las pinturas, la tela; un letrero de «Artista trabajando»,y una panda de pirados mirando y aplaudiendo detrás de los barrotes.
¿Y yo iba a quedar mal por no seguirles la corriente? Si sabía que Ramiro y Ángel pensaban lo mismo. ¡Estaban disimulando!
Pensé que hablarían mal de mí, y me dio rabia.
Pero tenían razón; me había comportado como un idiota. Íbamos a la exposición para ligar con aquellas tías, ahora ellos se las estaban trabajando y yoallí solo perdiendo el tiempo. La semana anterior me había cortado el pelo; y esa tarde estrenaba una camisa y una corbata; ¿de qué me servían ahora? Por abrir la bocaza.
En fin. Dejé que pasara un rato y luego fui a buscarlos; habíamos dicho que veríamos los pabellones G y H, y luego los E y F. Era la feria más grande que había visto en mi vida, y toda de arte. Tardaría bastante enencontrarlos.
Un sábado por la tarde, en vez de ir de copas o al fútbol, todos aquellos tíos allí mirando cuadros y charlando de que si esto o lo otro. Encima con su aire de marciano. Afortunadamente, se veían tías buenas y daba gusto pasear por los pabellones. Aunque muy raras, eso sí, porque parece que no había término medio: o vestidas todo de negro, o con demasiados colores; te mezclaban una chaquetacon una falda de lino; unas con ropa holgada que no dejaban ver el cuerpo, o con escotazos; el pelo mechado… Ahora, casi todas tenían algo especial en la mirada, difícil de explicar, como más despierta, bonita; digo que porque serían artistas o estudiantes.
Para verlo. Sin duda, lo mejor de la exposición eran las chorbas.
Cuando miré el reloj daban las siete. Tenía que volver para que nocreyeran que me había mosqueado por lo de antes. Me puse a buscarlos un poco nervioso ya porque no los encontraba. En esto que por fin veo a una que se llamaba Paula y que iba con Chus, y detrás a Ramiro que se había arrimado a la rubia. Seguro que de lo que hablaban no tenía nada que ver con lo que estaban viendo. Mientras que la amiga Graciela se había quedado atrás, mirando sus cuadritos así yasá, no se le perdiera un detalle.
No sabía cómo acercarme para no llamar demasiado la atención; sobre todo para no molestar a mis amigos.
Conque me doy cuenta de que me va a tocar quedarme con la lista. Me dije, yo no le pido perdón si ella no se disculpa. También podía hacer como que me interesaba su rollo, a ver por dónde salía ella. Le demostraría que no me afectaba lo que me había…