beckett samuel molloy

Samuel Beckett
Molloy (Parte 1)

Estoy en el cuarto de mi madre. Ahora soy yo quien vive aquí. No recuerdo cómo
llegué. En una ambulancia, en todo caso en un vehículo. Me ayudaron. Yo solo no
habría llegado nunca. Quizá estoy aquí gracias a este hombre que viene cada semana.
Aunque él lo niega. Me da un poco de dinero y se lleva los papeles. Tantos papeles,
tanto dinero. Sí, ahora vuelvo atrabajar, un poco como antes, solo que ya no me
acuerdo de cómo se trabaja. Tampoco parece que eso tenga mucha importancia.
A milo que ahora me gustaría es hablar de las cosas que aún me quedan, despedirme,
terminar de morirme de una vez. No me dejan. Si, parece que son varios. Pero siempre
viene el mismo. «Más tarde, más tarde», me dice. Bueno. La verdad es que mucha
voluntad ya no me queda. Cuandoviene a recoger los nuevos papeles trae los de la
semana anterior. Vienen señalados con signos que no comprendo. Tampoco me tomo
la molestia de releerlos. Y cuando no he hecho nada, no me da nada y gruñe un poco.
Pero no trabajo por dinero. ¿Por qué trabajo? No lo sé. No sé gran cosa, si he de ser
franco. La muerte de mi madre, por ejemplo. ¿Había muerto ya cuando llegué?
¿O murió más tarde? Muertapara enterrarla, quiero decir. No lo sé. A lo mejor no la
han enterrado todavía. Sea como sea, soy yo el que estoy en su cuarto. Duermo en su
cama. Uso su orinal. He ocupado su lugar. Cada vez debo parecerme más a ella. Solo
me falta tener un hijo. Puede que tenga alguno en cualquier parte. Pero no es probable.
Ahora ya sería casi tan viejo como yo. No era más que una chacha. El verdadero amor
noes esto. Mi verdadero amor lo tenía puesto en otra. Ya os lo contaré. Mira, hasta he
olvidado su nombre. A veces incluso me parece que he llegado a conocer a mi hijo, que
me he ocupado de él. Luego pienso que esto es imposible. Es imposible que me haya
ocupado de nadie. También he olvidado la ortografia, y la mitad de las palabras. No
parece que esto tenga mucha importancia. Vale. Es un tipo raroel que viene a verme.
Parece que viene todos los domingos. Los otros días trabaja. Siempre está sediento. El
fue quien me dijo que yo había empezado mal, que no era así como había que
empezar. Vale. Figuraos, había empezado por el principio, como un viejo imbécil. Así
es cómo me dio por empezar. De todos modos, creo que van a conservarlo, si entendí
bien. Me costó mucho trabajo. Aquí está. Me tomémucho trabajo. Claro, haceos cargo,
era el comienzo. Mientras que ahora, en cambio, se trata del final. ¿Es mejor lo que hago ahora? No lo sé. No es este el problema. Conque así empecé yo. Si lo conservan,
para algo debe servir. Aquí está.
Esta vez, y otra vez más, y después pienso que se habrá acabado todo, y este mundo
también. Es el sentido de lo antepenúltimo. Todo se difumina. Un poco más yla
ceguera. Es cuestión de la cabeza. Ya no funciona. Dice:
«Ya no funciono.» Luego uno se queda mudo y los sonidos se van oyendo más
débilmente. En cuanto cruzas el umbral te empieza a ocurrir. Debe de ser que la
cabeza ya no resiste más. De modo que uno piensa: «Esta vez voy a conseguirlo, y
aún otra quizá, y después habrá terminado todo.» Cuesta trabajo formular este
pensamiento, porque al fin yal cabo es un pensamiento, en cierto sentido al menos.

Entonces uno trata de poner atención, considerar con atención todas estas cosas
oscuras, decirse penosamente que ocurren por culpa nuestra. ¿Culpa? Es la palabra
que suele emplearse. ¿Pero qué culpa? No es aún el momento de la despedida, y qué
magia tienen esas cosas oscuras de las que habrá que despedirse cuando vuelvan a
pasar. Porque hayque despedirse, no despedirse sería una tontería, cuando uno
quiere hacerlo. Y si uno piensa en los contornos de la luz de antaño, lo hace sin
melancolía. Pero ya no se piensa mucho, ¿con qué íbamos a pensar? No lo sé.
También pasan personas de las cuales no es fácil distinguirse con claridad. Esto si que
le desanima a uno. Por ejemplo, así fue como vi que A y B iban el uno en dirección al…